entrar en la vida del otro aun cuando éste es parte de nuestra vida es necesaria la delicadeza de una actitud no invasiva, que renueva la confianza y el respeto - siguió diciendo Francisco – porque la confianza no autoriza a dar todo por descontado. Por eso cuando nos preocupamos por pedir gentilmente también aquello que tal vez pensamos que podemos pretender, ponemos al amparo el espíritu de la convivencia matrimonial y familiar.
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