“Son cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de recepción, pero su vida interior no es cristiana, es mundana. Uno que se dice cristiano y vive como un mundano, aleja a aquellos que gritan ayuda a Jesús. Después están los rigoristas, aquellos a los que Jesús reprocha que cargan tantos pesos sobre los hombros de la gente. Jesús les dedica a ellos todo el capítulo 23 de San Mateo. ‘Hipócritas – les dice – explotan a la gente’. Y en lugar de responder al grito que pide salvación, alejan a la gente”.
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