Hoy es el octavo día después de Pascua, y el Evangelio de Juan nos documenta las dos apariciones de Jesús Resucitado a los Apóstoles reunidos en el Cenáculo: aquella de la tarde de Pascua, en la que Tomás estaba ausente, y aquella después de ocho días, con Tomás presente. La primera vez, el Señor mostró a los discípulos las heridas de su cuerpo, sopló sobre ellos y dijo: «Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» (Jn 20,21). Les transmite su misma misión, con la fuerza del Espíritu Santo.
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