El Secretario de la
Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, monseñor José Rodríguez
Carballo envía un mensaje a través de Radio Vaticano en ocasión de la Jornada
Mundial de la Vida Consagrada que se celebra este 2 de febrero.
“Demos testimonio gozoso, alegre
de la belleza de la vocación con la cual hemos sido enriquecidos sin mérito
propio. Es un don, es una gracia y nosotros queremos a pesar de las
dificultades personales, institucionales, queremos decir que es bello, hermoso,
seguir a Jesús como consagrados, que seamos valientes en salir. El Santo Padre
Francisco nos pide constantemente una Iglesia en salida, esto mismo es
validísimo y lo pide en la carta apostólica a los consagrados: una vida
consagrada en salida”.
“Tenemos que ser protagonistas de
la cultura del encuentro de la que tanto habla el Santo Padre. Ay que salir de
nuestros nidos. La vida consagrada no puede ser autoreferencial, la vida
consagrada está para dar testimonio –como dije antes- de la belleza de seguir a
Jesucristo y por eso, ay que salir y en esto tenemos que ser valientes, salir a
las periferias. Es verdad que estamos en muchas periferias pero es una llamada
que nos viene de la Iglesia, que no podemos desoír y que habrá que reflexionar
dónde estamos, por qué estamos y cómo estamos, porque no basta estar en una
periferia, ay que saber cómo se está”.
“Nosotros tenemos que estar como
discípulos misioneros, por tanto dispuestos a aprender primero de Jesús y
después de toda la gente, particularmente de los más pobres”.
“Permanezcamos en discernimiento,
es algo que nos pide también el Santo Padre en la carta, preguntémonos a nivel
personal: Señor qué quieres que haga en este momento aquí y ahora. No hace
cincuenta años, no dentro de cincuenta años sino aquí y ahora. Y
comunitariamente hagamos aquella pregunta que se ponía la Iglesia primitiva y
que nos transmite los hechos de los apóstoles: ¿Hermanos, hermanas qué tenemos
que hacer? Y una vez escuchado lo que tenemos que hacer pongámonos a la obra.
Manos a la obra en la revitalización de la vida consagrada y esto depende de
todos los consagrados”.
“El Santo Padre nos invita
–siguiendo una invitación de Juan Pablo II- a ser expertos en comunión. Una
comunión primero a nivel local en la fraternidad o comunidad en donde nos ha
tocado vivir y luego a nivel de instituto o de orden como tal. En estos
momentos tenemos que colaborar y un carisma no puede dar la espalda al otro.
Tenemos que, manteniendo la propia identidad, abrirnos a la riqueza que nos
viene de otros carismas y luego a la Iglesia”.
“La vida consagrada no es auto
referencial, es un don que a través del Espíritu ha dado a la Iglesia y
nosotros queremos vivir como Iglesia, somos Iglesia, queremos vivir con la
Iglesia y para la Iglesia”.
“Por último, que es por donde
tenemos que empezar, es: que el centro de nuestra vida comunitaria sea Cristo,
es a Él a quien queremos seguir, es a Él a quien queremos entregar nuestra vida,
es a Él a quien queremos decir con renovado entusiasmo, con renovada pasión sí.
Cada día de nuestra vida, como María, abrirnos con corazón disponible y
generoso a lo que el Señor nos pide, por eso que Jesús ocupe el centro de esta
Jornada, pero sobre todo de nuestra vida”.
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