¿Cómo se llega a que una institución tan tradicional como el Vaticano entre a un ambiente más desordenado como las redes sociales donde las críticas a la iglesia son muy directas?
Hay que partir del inicio de la entrada a la “digitalidad”, la world wide web se difunde en 1994 y en 1995 el Vaticano ya tenía un sitio muy humilde, pero estaba. Entonces siempre estuvo la idea de estar donde estaba la gente. Lo vemos con la televisión, lo vemos con la radio, siempre estuvo la idea de seguir el camino cultural. La pintura inclusive fue la catequesis de los que no sabían leer. Claro que a veces a la iglesia le sale mejor y otras le sale peor. Como salga no invalida la idea de que ahí está la gente y por ende tiene que estar a la iglesia.
En cuanto a @pontifex al principio parecía que Twitter era sólo para mandar mensajitos, pero ahora parece que del día a la mañana todo es Twitter. Algo similar pasó con Youtube o Facebook que estaban ahí, pero un día nos despertamos y nos encontramos con que estaban pasando cosas muy interesantes allí y no nos habíamos dado cuenta. Entonces empezamos a estudiar qué hacer justamente por lo que usted decía: la presencia del santo padre en la cultura tiene una imagen, una forma de estar, y estas redes tienen otra manera. Entonces se analizó si se entraba o no y se tomó la decisión de ir hacia ahí. Hoy nos damos cuenta de que el bien y la aceptación son mucho más grandes que los aspectos negativos.
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