Celebramos hoy la luz que apareció y se hace tan presente entre nosotros y sabemos que nos salva. Jesús el encarnado es la salvación en medio de nosotros, una salvación que nos salva, salvación que se hace palpable y está tan cercana a nuestra existencia, con la madures del que tiene una misión y hace claridad un camino en el horizonte.
El evangelista Lucas relata que, mientras estaban María y José en Belén, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre (cf Lc 2,6-7). Sin explicaciones mayores, en pocas palabras, nos narra el más grande de los nacimientos. En efecto, con protagonistas discretos –María y José–, y en la sencillez del lugar –el pueblo de Belén–, quedó marcada por siempre la maravilla de Dios entre nosotros: «el Verbo se hizo carne».